La proyección da lugar a la percepción.
El mundo que ves se compone de aquello con lo que tú lo dotaste.
Es el testimonio de tu estado mental, la imagen externa de una condición interna.
Tal como el hombre piense así percibirá.
No trates por lo tanto de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de El.
El mundo que ves tan solo te muestra cuánta DICHA te has permitido ver en ti y aceptar cómo tuya. Y si ese es su significado, el poder de dar dicha tiene entonces que encontrarse en ti.
Soy responsable de lo veo.
Elijo los sentimientos que experimento y decido el objetivo que quiero alcanzar.
Y todo lo que parece sucederme yo mismo lo he pedido, y se me concede tal como lo pedí.
No te engañes por más tiempo pensando que eres impotente ante lo que se te hace. Reconoce únicamente que estabas equivocado y todos los efectos de tus errores desaparecerán.
Cuando se juega la visión, la confusión entre causa y efecto es inevitable. El propósito ahora es mantener la causa oculta del efecto y hacer que el efecto parezca ser la causa.
Lo que el ego pretendía mantener separado se ha encontrado y se ha unido y ahora contempla al ego sin temor.
Criatura inocente de todo pecado, sigue el camino de la certeza jubilosamente. No dejes que la demente insistencia del miedo de que la certeza reside en la duda te detenga.
La razón te asegura que el Cielo es lo que quieres y lo único que quieres. Escucha a Aquel que te habla con su raciocinio y que pone tu razón en armonía con la Suya.
La sesión concluye con una meditación guiada de sanación.