¿Que mayor sacrificio puede haber que exigirle al Hijo de Dios que se perciba a sí mismo sin su Padre? ¿O que su Padre esté sin su Hijo?
Un problema puede manifestarse de muchas maneras, y lo hará mientras el problema persista. De nada sirve intentar resolverlo de una manera especial. Se presentará una y otra vez hasta qué hay sido resuelto definitivamente y ya no vuelva a surgir en ninguna forma. Sólo entonces te habrás liberado de él.
Cada vez que decides resolver un problema por tu cuenta, o consideras que se trata de un problema que no tiene solución, lo has exagerado y privado de toda esperanza de corrección.
Tu eliges entre ir al Cielo o no ir a ninguna parte. No hay mas alternativas que está.
El tiempo tan solo duro un instante en tu mente, y no afecto a la eternidad en lo absoluto.
El brevísimo lapso de tiempo en el que se cometió el primer error - en el que todos los demás errores están contenidos - encerraba también la corrección de ese primer error y de todos los demás que partieron de él.
El perdón es lo que nos libera totalmente del tiempo, y lo que nos permite aprender que el pasado ya paso.
Cada día y cada minuto de cada día, y en cada instante de cada minuto no haces sino revivir ese instante en el que la hora del terror ocupo el lugar del amor.
Perdona el pasado y olvídate de él, pues ya paso. Ya no te encuentras en el espacio que hay entre los dos mundos. Has seguido adelante y has llegado hasta el mundo que yace ante las puertas del cielo. Nada se opone a la voluntad de Dios, no hay necesidad de que repitas una jornada sus hace mucho que concluyó.
Cualquier milagro es posible en el instante en que el Hijo de Dios percibe que sus deseos y la voluntad de Dios son uno.
El más santo de todos los lugares de la tierra es aquel donde un viejo odio se ha convertido en un amor presente.
Tu eres tu único enemigo, y eres en verdad enemigo del Hijo de Dios porque no conoces que EL es lo que TÚ ERES.

La sesión concluye con una meditación guiada de sanación.

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