El milagro no hace nada. Lo único que hace es deshacer. Y de este modo, cancela la interferencia a lo que se ha hecho. No añade nada, sino que simplemente elimina.
Lo que tú recuerdas nunca sucedió, pues procedió de una ausencia de causa, que tú pensaste que era una causa . Cuando te das cuenta de que has estado recordando consecuencias que carecen de causa y de que, por lo tanto, jamás pudieron haber tenido efectos, no podrás por menos que reírte. El milagro te recuerda una causa que está eternamente presente y que es inmune al tiempo y a cualquier interferencia. Dicha causa nunca ha dejado de ser lo que es. Y tú eres su efecto, tan inmutable y perfecto como ella misma.
El milagro llega silenciosamente a la mente que se detiene por un instante y se sumerge en la quietud.
La causa del dolor de la separación no es el cuerpo, el cual es solo su efecto. Sin embargo, la separación no es más que un espacio vacío que no contiene nada ni hace nada, y que es tan insubstancial como la estela que los barcos dejan entre las olas al pasar. Dicho espacio vacío se llena con la misma rapidez con la que el agua se abalanza a cerrar la estela según las olas se unen.
No tengas miedo, Hijo Mío, sino deja más bien que los milagros iluminen dulcemente tu mundo. Y allí donde la diminuta brecha parecía interponerse entre tú y tu hermano, únete a él.
La función del Espíritu Santo es tomar la imagen fragmentada del Hijo de Dios y poner cada fragmento nuevamente en su lugar.
Lo único que requiere el sanador del Hijo de Dios es que estés dispuesto a abandonar todas las ilusiones. El sembrará los milagros de curación allí donde antes se encontraban las semillas de la enfermedad. Y no habrán perdidas de ninguna clase, sino sólo ganancias.
Esto fue lo que Su Padre le dijo a su Hijo al crearlo: “Te amare eternamente, como tú a mi”. Su Hijo no recuerda que le contesto: “Si Padre”, si bien nació como resultado de esa promesa. Con todo Dios se la recuerda cada vez que él se niega a mantener la promesa de estar enfermo, y permite, en cambio, que su mente sea sanada y unificada.
La sesión concluye con una meditación guiada de sanación.