Capítulo 23. LA GUERRA CONTRA TI MISMO.

No hay nada a tu alrededor que no forme parte de ti. Contémplalo amorosamente y ve la luz del Cielo en ello. Pues así es como llegarás a comprender todo lo que se te ha dado.
¿No te das cuenta que una guerra contra ti mismo sería una guerra contra Dios?
Esta guerra contra ti mismo se comprendió para enseñarle al Hijo de Dios que el no es quien realmente es, y no es hijo de su Padre. En la vida corporal dicho recuerdo se olvida y si piensas que eres un cuerpo, creerás haberlo olvidado. Mas la verdad nunca puede olvidarse de sí misma y tú no has olvidado lo que eres. Solo una extraña ilusión de ti mismo, un deseo de derrotar lo que eres, es lo que no se acuerda.
Los conflictos sólo pueden tener lugar entre dos fuerzas. No pueden existir entre lo que es un poder y lo que no es nada. No hay nada que puedas atacar que no forme parte de ti.
La paz es el estado donde mora el amor y dónde busca compartirse a sí mismo. La paz y el conflicto son opuestos.
Cuando la tentación de atacar se presente para nublar tu mente y volverla asesina, recuerda que puedes ver la batalla desde más arriba.
Cuando la pérdida de la paz se presente no abandones tu lugar en lo alto, sino elige inmediatamente un milagro en vez del asesinato. Y Dios mismo así como todas las luces del cielo, se inclinarán tiernamente ante ti para apoyarte. Pues habrás elegido permanecer donde él quiere que estés, y no hay ilusión que pueda atacar la paz de Dios cuando él está junto a su Hijo.

La sesión concluye con una meditación guiada de sanación.

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